La falta de coordinación de las aseguradoras en el envío de peritos o reparadores hace que algunos siniestros se demoren en su reparación con la consiguiente molestia o perjuicio al asegurado que ve que, sin causa justificada aparente, un incremento del daño.
Un ejemplo lo encontramos cuando la reparación de los daños producidas por el agua se dilata indebidamente sin haber recibido indemnización alguna o teniendo la casa sin reparar.
En diversas reclamaciones se aprecia, teniendo en cuenta los hechos y el tiempo transcurrido desde el siniestro, un manifiesto retraso por parte de la aseguradora en la reparación de los daños. Las causas, como hemos indicado, pueden venir por una dilación en el envío de peritos o profesionales para realizar la subsanación de los daños o por una ejecución inadecuada para reparar el siniestro en un tiempo razonable.
Esto supone una infracción por parte de la entidad aseguradora que está obligada a realizar la reparación o satisfacer la indemnización al término de las investigaciones y peritaciones necesarias para establecer la existencia del siniestro y, en su caso, el importe de los daños que resulten del mismo.