Tras dos meses de confinamiento en los que solo podíamos estar en nuestras viviendas, y tras entrar en la fase 1, por fin nos podemos trasladar, aunque sea dentro de la misma provincia, a nuestra segunda residencia. En todo caso, tarde o temprano la posible vuelta a nuestra segunda residencia se puede realizar en cualquier momento y podremos verificar si la misma se encuentra en condiciones y no se ha visto deteriorada por el paso del tiempo sin ser visitada.
Tras este periodo de tiempo en la que la vivienda no habitada, es posible encontrarnos con alguna sorpresa desagradable como pueden ser la averías, robos, plagas de insectos o incluso que haya sido ocupada. La adquisición de una segunda vivienda en España se destina a lugar vacacional en la mayoría de las ocasiones. Aunque, algunas personas la sustituyen por su vivienda habitual y alquilan la primera para aumentar su nivel de ingresos. En cualquier caso, todas ellas tienen necesidades de seguridad distintas que deben tenerse en cuenta a la hora de adquirir un seguro de hogar que las proteja.
La segunda residencia, como su propio nombre indica, es aquella en la que no vives de manera permanente sino en la que sólo estás durante el periodo de vacaciones o los fines de semana, por ejemplo. A la hora de contratar un seguro puedes optar por, al igual que en el caso de la residencia habitual, contratar un seguro multirriesgo, aunque no tiene que ser necesario. Cubrir la responsabilidad civil y el continente es de gran importancia ya que en tu ausencia pueden ocurrir ciertos siniestros como la rotura de una tubería. Ahora bien, hay otras coberturas de las que puedes prescindir para lograr una prima más baja por lo que consideramos de suma importancia estar bien asesorados por un mediador para que las coberturas contratadas se adapten a las necesidades concretas de esa segunda residencia. Por ejemplo, si ya tienes contratado un seguro de hogar en tu primera vivienda hay coberturas que puedes evitar incluir en la póliza de tu segunda vivienda para no asegurar doblemente lo mismo.
Si no vives en ellas, las casas se estropean y ese el temor de los propietarios de las viviendas secundarias durante el periodo de confinamiento. Y no es que se estropeen por arte de magia, pero sí es cierto que la falta de uso, a medio y a largo plazo, puede llegar a oxidar o a estropear algunas instalaciones o mobiliario de nuestra vivienda si se ha mantenido cerrada durante un tiempo considerable como el que ha durado la cuarentena por el COVID-19. Algunos de los más frecuentes tienen que ver con el cuadro eléctrico y la fontanería, las humedades, los malos olores, la acumulación de suciedad y el funcionamiento de los aparatos eléctricos. En cuanto a estos últimos son especialmente delicados el aire acondicionado, el extractor de la cocina y los ventiladores, donde puede depositarse el polvo y la grasa, entre otros.
Federico Martínez de la Puente. Abogado Seguros CEA