El fraude, es una acción o comportamiento del asegurado que de manera intencionada utiliza el seguro que tiene contratado para buscar un beneficio económico propio declarando con engaño algún siniestro en la aseguradora para lucrarse.
Las aseguradoras conocen los tipos más comunes de fraudes y cada vez luchan con más insistencia para prevenirlo o en caso de que se produzca ese fraude para perseguir al responsable.
Uno de los campos donde más se detecta la crisis económica es el de los seguros, donde las aseguradoras se ven obligadas a reforzar las medidas de vigilancia y control de los siniestros, sobre todo de hogar y automóvil.
La causa la encontramos en el incremento de los intentos del mal llamado fraude, pues realmente estamos ante una estafa a las compañías de seguros, intentando cobrar indemnizaciones por siniestros inexistentes o manipulados.
¿Qué es el fraude en los seguros?
Es cualquier declaración falsa o con ocultación de datos con el fin de obtener de la aseguradora una indemnización:
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Declaración falsa.
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Ocultar o alterar datos.
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Cualquier acción contraria a la verdad.
Es un tipo de delito tipificado en nuestro código penal, Este tipo de delito, nos afecta a todos, porque representa mucho dinero para las compañías de seguros y para sus asegurados, pues las aseguradoras llevan a cabo una importante inversión en su detección, incluyendo el uso de investigadores privados, que están consiguiendo descubrir muchos casos.
¿Qué consecuencias puede tener el fraude en un seguro?
Dependiendo de la cuantía defraudada y las circunstancias podría encuadrarse dentro de un delito penal y podría tener diferentes consecuencias como:
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Desde la simple rescisión de la póliza o la negativa a atender un siniestro por parte de la compañía.
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Hasta la acusación al asegurado de un delito,. Si la cuantía defraudada es más de 400 euros puede considerarse una estafa y llevaría una condena penal con una multa de uno a tres meses y la pena de cárcel de 6 meses a 3 años.
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Y además supone un impacto económico para las aseguradoras y que repercute en todos los asegurados, pero que parece no tenerse en cuenta.
Además, el mayor problema estriba en la falta de conciencia de la sociedad, que no considera este problema en toda su dimensión y parece "disculpar" al defraudador. Las aseguradoras, a pesar de ser las más perjudicadas tampoco ayudan a cambiar esta situación, pues por desgracia muy pocos casos acaban siendo denunciados.
Como ejemplos de fraude del automóvil, podríamos incluir la simulación del robo del vehículo, simulación de accidentes, modificación de las condiciones del siniestro, lesiones falsas ... Habría muchos otros ejemplos, pero afortunadamente las aseguradoras ya disponen de medios para su detección.
Situación parecida la encontramos en los seguros multi-riesgos de hogar, donde la labor de investigación es importante, ya que es una rama que genera el mayor número de reclamaciones. La simulación del robo dentro de la vivienda, el falso atraco fuera de la misma, la reclamación de daños causados antes de la contratación de la póliza serían algunos ejemplos.
La estafa debe ser considerada como lo que es, un delito que nos afecta a todos, pues la siniestralidad que genera y los gastos que ocasionan, repercutirán en la prima que el seguro nos cobre.
Ana María Amador Rua. Abogada SEGUROSCEA