Normalmente cuando nos referimos a una conducción segura estamos pensando exclusivamente en la responsabilidad en el manejo del vehículo cuando circulamos, respetando las normas de tráfico, pero esa seguridad debe ir acompañada por otros elementos que deben ser tenidos en cuenta, como son la documentación y el seguro adecuado para el vehículo que utilizamos.

El recibo de pago es el justificante del abono de la prima del seguro que hayamos contratado o renovado con la aseguradora.

Cada póliza de seguro de coche, independientemente de su tipo, depende en cierta medida de los factores en que se contrate, pudiendo variar mucho dependiendo de los factores personales del tomador, las características del vehículo y las coberturas del seguro.

La normativa en vigor impone la obligación de tener contratado, por lo menos, el seguro obligatorio para todos los vehículos que necesiten autorización administrativa para conducir.

Un exceso de velocidad, el coche parado en doble fila, saltarse un stop… son muchos los supuestos que pueden acarrear una sanción de tráfico y suponernos, en ocasiones, un auténtico trastorno de tiempo y dinero con el que no contábamos, pero son situaciones a las que no tendríamos que hacer frente si tenemos el coche guardado en el garaje porque, dada su antigüedad o avería, ya no utilizamos, pero no queremos desprendernos de él por la causa que sea.

Desde la modificación del Reglamento del Seguro Obligatorio de Responsabilidad Civil no es obligatorio llevar en el vehículo el recibo del seguro. La comprobación de aseguramiento la podrán realizar los agentes de la autoridad por vía telemática con el F.I.V.A. (Fichero Interno de Vehículos Asegurados).