Uno de los grandes problemas de la vida en comunidad y que afecta directamente nuestra calidad de vida es el ruido. Más allá de lo molesto que pueda ser, está demostrado que puede generar efectos negativos tanto físicos como psicológicos: alteraciones del sueño, falta de concentración, estrés, ansiedad… incluso puede desencadenar problemas de salud a largo plazo.
¿Qué tipo de ruidos son tolerables?
Hay ruidos que, sin llegar a causar un daño grave a la salud, afectan nuestra tranquilidad y dificultan la convivencia pacífica. Nos referimos, por ejemplo, a música a alto volumen a horas inapropiadas, fiestas frecuentes, obras fuera del horario permitido o incluso taconeos constantes en pisos con mala insonorización.
En estos casos, suele haber una falta de consideración y respeto por parte de algunos vecinos, y es ahí donde comienza el conflicto: ¿hasta qué punto debemos aguantar?
¿Qué dice la ley del ruido?
La Ley del Ruido 37/2003, aprobada el 17 de noviembre, fue un paso importante a nivel estatal para tratar de poner orden en este tema. No obstante, su artículo 2.2 excluye de su ámbito de aplicación los comportamientos vecinales o actividades domésticas, siempre que se mantengan dentro de lo considerado "tolerable" según las ordenanzas municipales y los usos locales.
Es decir: si el ruido entra dentro de lo “normal” en tu zona y no supera ciertos límites, no se considera una infracción.
Por eso es clave consultar la normativa local de tu ayuntamiento, ya que muchos tienen ordenanzas específicas sobre ruidos.
¿Y si el ruido es constante o excesivo?
Cuando los ruidos superan esos límites tolerables, o son continuos, puedes actuar denunciando el ruido del vecino. Lo primero, y más recomendable, es hablar con el vecino de forma cordial: a veces no son conscientes del daño que causan y una simple conversación basta para solucionarlo.
Si eso no funciona, puedes recurrir a:
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Presentar una reclamación en tu comunidad de vecinos.
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Llamar a la policía local si el ruido ocurre fuera del horario permitido.
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Acudir a tu ayuntamiento para solicitar una medición acústica.
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Y como última opción, vía judicial, aunque esto puede ser costoso y lento.
Departamento de Comunicación Seguros CEA