El snowboard, como el esquí, son unos deportes que requieren un periodo de aprendizaje en el que pueden presentarse incidencias en forma de accidente frente a las que hay que estar prevenido.
Los amantes de estos deportes que ya llevan tiempo practicarlo ya saben que uno de los requisitos para su ejercicio es contar con un buen seguro. Los seguros de esquí están dirigidos a aficionados de los deportes invernales que no se dedican de manera profesional a la práctica de estas actividades. Los seguros de esquí son pólizas que te cubren cuando practicas esquí o snowboard y que te aseguran en el caso de sufrir algún accidente, grave o leve, en el supuesto de verte obligado a anular un viaje o si pierdes o te roban tu equipo, necesario para la práctica del deporte. Practicar estos deportes, aparte de la diversión, implica poder sufrir un accidente, pequeñas lesiones, causar un daño a un tercero, etc., lo que implica estar preparado ante estas eventualidades contratando un seguros establecido para tal fin y esquiar con tranquilidad.
Los seguros de esquí y los seguros de snowboard son muy flexibles y se pueden contratar por días, semanas o por toda la temporada, dependiendo de la regularidad con la que se practique este deporte ya que las compañías de seguros, conocedoras del cada vez más creciente auge de este tipo de deportes, comercializan productos específicos, cuyas garantías van desde la cobertura de gasto médico por enfermedad o accidente, hasta la responsabilidad civil privada por daños a terceros, el aseguramiento del equipaje y la pérdida de clases de esquí o del forfait a consecuencia de un accidente, no limitándose a la tradicional práctica del esquí sino dando cobertura a contingencias derivadas de la práctica de otros deportes relacionados con la nieve, como por ejemplo el snowboard entre otros. Entre esas coberturas queremos destacar la de rescate en pista, pues si su coste no está amparado por un seguro deberá ser abonado por el propio lesionado. Las aseguradoras suelen incluir también la garantía de repatriación del accidentado a su domicilio habitual, pero no incluyen, normalmente, el tratamiento que tengan que seguir por las lesiones producidas.
La frase “más vale prevenir que curar’ se aplica a la perfección en deportes de nieve como el esquí o el snowboard. Hasta los esquiadores con más tablas pueden sufrir una caída tonta o pueden quedarse atrapados en mitad de un temporal y necesitar ayuda externa. Estos tipos de incidentes no serían más que un pequeño susto si se cuenta con un seguro específico de esquí que nos garanticen estar cubiertos en caso de sufrirlos ya que el coste de ser rescatados o repatriados es muy elevado. Para disfrutar del esquí lo mejor es cubrirse las espaldas contratando un seguro.
Federico Martínez de la Puente. Abogado Seguros CEA
