La precariedad del sistema de pensiones es una cuestión cada vez más debatida y en los medios de comunicación cada vez que se trata de este tema subrayan las dificultades de mantener el actual sistema público de pensiones en España, cuestión que ya alcanza a organismos europeos que hablan directamente de complementar ese sistema con la contratación de seguros privados de ahorro.
Por eso son un aliciente a tener en cuenta los planes de pensiones desde el punto de vista del contribuyente dada su flexibilidad. Por eso es tan común hacer números a final de año y realizar aportaciones únicas en diciembre para explotar al máximo la desgravación en el impuesto sobre la Renta, siempre que se disponga de recursos para ello. Claro que todas estas ventajas fiscales están sujetas a ciertas condiciones. Y la principal de ellas, es necesario tenerlo presente, es la factura fiscal que hay que pagar en el momento del rescate, porque llegado ese caso todas las cantidades cobradas se incorporan a la base imponible, tanto las procedentes de las aportaciones como los beneficios derivados de la gestión del plan.
Actualmente, y pese a la difícil situación del sistema de pensiones, el grado de conocimiento de los futuros pensionistas es muy limitado y son pocos los que de una manera efectiva están pensando en ese futuro. Las pensiones públicas parece que no van a ser suficientes para tener una jubilación acorde con las necesidades económicas que pudiéramos necesitar, por lo que habrá que buscar fórmulas financieras que nos permitan mantener un nivel de vida aceptable tras la jubilación. Los sistemas de aseguramiento y ahorro privados, con aportaciones orientadas a la jubilación, son una extraordinaria ayuda para esa finalidad.
Es indudable, por tanto, que debemos plantearnos la búsqueda de un producto que sirva a esas necesidades, para lo cual debemos, por un lado, buscar un asesoramiento profesional dado que en la elección del producto óptimo influyen diversas variables, y por otro tener en cuenta que, como ya hemos indicado, necesitamos ahorrar para compensar la previsible reducción del importe de la pensión en los próximos años. El Estado favorece el ahorro aplicando ventajas fiscales cuando se realizan aportaciones a productos como los planes de previsión asegurados (PPA). Las aportaciones a los PPA son deducibles del IRPF con unos límites y en función del volumen de sus rendimientos (de trabajo y/o actividades económicas), si bien solo cobrarán en los casos dispuestos en la ley.
Aparte de los PPA, hay otras fórmulas de ahorro como pueden ser los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) que tienen más liquidez que los planes de pensiones, teniendo la ventaja fiscal de la exención de tributación como rendimiento de capital mobiliario cuando se cumplan una serie de requisitos. Sin olvidarnos de otros sistemas de ahorro que podamos adoptar para prevenirnos frente a la jubilación, el mercado ofrece también productos a los ya jubilados como pueden ser las rentas vitalicias que se benefician de una excelente fiscalidad.
Actualmente, el sistema público genera muchas dudas sobre su viabilidad, por lo que debemos, o bien complementarlo con un producto de ahorro privado, o, si ya estamos jubilados, buscar productos que generen complementos a la pensión. En todo caso siempre es recomendable el asesoramiento de un profesional.
Federico Martínez de la Puente. Abogado Seguros CEA