El valor venal es el precio que tiene el coche tras sufrir un siniestro fijado por la fecha de la primera matriculación.
La valoración se realiza mediante unos baremos que respetan las características y la antigüedad del vehículo, y deberemos tenerlo en cuenta en dos situaciones importantes:
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El momento de la contratación del seguro. Existe una tendencia errónea entre los conductores de mantener el coche con la cobertura de daños propios (a todo riesgo) durante largos períodos de tiempo sin tener en cuenta que el valor del coche (valor venal) se va depreciando. No es infrecuente, en el momento del siniestro, la declaración de siniestro con una indemnización menor a la prima de la que se está pagando. Es recomendable siempre que a medida que vayan transcurriendo los años, ir adaptando el seguro contratado a esa antigüedad, variando la póliza desde el denominado todo riesgo hasta el seguro básico, aprovechando toda la amplia gama de servicios que ofrecen las aseguradoras (franquicia, terceros combinado, con lunas, etc.)
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El momento del siniestro. Este valor es tenido en cuenta por las aseguradoras cuando la reparación de los daños del vehículo tras un siniestro supera un porcentaje que la mayoría de las aseguradoras fijan en el 100% de su valor. En otras palabras, cuando la reparación de los daños de un siniestro supera el 100% de su valor venal, la aseguradora gestionará el siniestro como pérdida total.
Para fijar la indemnización que pudiera corresponder, habrá que revisar la póliza ya que dependerá de la antigüedad del vehículo. Así, las compañías por regla general y dependiendo de la antigüedad aplican diferentes tramos de indemnización, desde el abono del valor de compra del coche durante el primero o el segundo año hasta el valor venal pasando por tramos que pueden bonificar (por ejemplo indemnización del valor venal más un 20%).
Federico Martínez de la Puente. Abogado Seguros CEA