Las necesidades de los usuarios se han disparado y, por esa razón, las compañías de seguros médicos ofrecen una inmensa variedad de paquetes en cuanto a seguros de salud y la búsqueda del más adecuado no es una tarea fácil.

El contrato de seguro de vida es aquel que, a cambio del pago de la prima, la aseguradora pagará la prestación estipulada si fallece el asegurado (seguro de fallecimiento), o si vive en una fecha determinada (seguro de supervivencia); aunque ambas modalidades se pueden combinar, denominándose seguro mixto.

El seguro de vida denominado de riesgo es aquel por el que, a cambio del pago de la prima, la aseguradora pagará la prestación estipulada si fallece el asegurado, siendo un seguro de contratación no obligatoria.

La frase “es mejor prevenir que curar” adquiere mucha importancia cuando nos referimos al cuidado de nuestra salud ya que la aparición de una enfermedad suele ser inesperada y tenemos que hacer frente a ella en las mejores condiciones.

Hay muchos motivos por los que elegir un seguro privado de salud: la tranquilidad de poder acudir fácilmente a las consultas de médicos especialistas, la rapidez a la hora de pedir una consulta, la posibilidad de acceder a los tratamientos más punteros…

No tratamos de plantear aquí un dilema sobre cuál de los servicios de sanidad es mejor o peor sino de ver qué ventajas conlleva un servicio frente a otro. Es indudable que la sanidad pública en España es buena, aunque la demora en las prestaciones y en las consultas lleven muchas veces a cuestionar su eficacia.

La contratación de un seguro de salud no siempre entra en vigor en el momento de su suscripción.

Cuando llega el momento de contratar un seguro de salud, la persona no sabe cómo buscarlo, y no es tarea fácil, dado que en el mercado hay muchas ofertas de seguros con diferentes coberturas. Con Copagos. Sin Copagos. Con reembolso. Con cobertura dental. Sin cobertura dental. Etc. Y al final no encuentres lo que necesitas.