Para evitar la tan temida letra pequeña de los contratos, la ley determina que las condiciones generales y particulares del contrato se deben redactar de forma clara y precisa, destacando de modo especial las cláusulas limitativas de los derechos de los asegurados que se deberán aceptar específicamente por escrito. En caso de incumplimiento de esta obligación la cláusula sería nula.