La bicicleta es un medio de transporte muy común hoy en día, siendo frecuente su utilización durante todo el año, aunque su mayor frecuencia es en la época estival.
La ventaja que reporta la bicicleta, no sólo para las personas sino para el cuidado del medio ambiente, no está exenta de posibles problemas para el ciclista y/o la bicicleta, por lo que es recomendable, aparte de una circulación prudente, la contratación de una póliza de seguros que cubra frente a las incidencias que puedan surgir.
En este tipo de seguro las coberturas que se deberían tener en cuenta deberían amparar al ciclista y a la bicicleta.
En relación al ciclista, debería tener en cuenta que cualquier accidente pudiera causarle daños por lo que la contratación de la cobertura de daños personales, con los límites que figuren en póliza, es una opción a tener en cuenta. Ese mismo accidente pudiera generar alguna responsabilidad por haber causado daños a terceros, lo que conllevaría que pudieran reclamarnos lo que aconsejaría la contratación de un seguro de responsabilidad civil y la de defensa.
Para el supuesto de ser perjudicado, la posibilidad de que la reclamación sea efectuada por la aseguradora es otra opción a tener en cuenta contratando la cobertura de reclamación de daños.
En relación a la bicicleta, y además teniendo en cuenta el valor que tienen en el mercado alguna de ellas, la posibilidad de que sea sustraída es muy importante, por lo que la cobertura de robo sería la más idónea.
Por último, la posibilidad de que por un accidente se dañe la bicicleta y pueda ser reparada por la aseguradora aconseja la contratación de la cobertura de daños por accidente.
Las posibilidades de contratación, como vemos, son varias y afectan tanto al ciclista como a la bicicleta, pero su contratación depende de las necesidades que se tengan por lo que es recomendable un buen asesoramiento para no contratar coberturas innecesarias.
Federico Martínez de la Puente. Abogado Seguros CEA